Es probable que todos hayamos oído la frase «una vez infiel, siempre infiel». Si esto es cierto, entonces si uno decide quedarse con un cónyuge que le ha sido infiel, se sentiría justificado al esperar que le vuelva a engañar. Pero parece que la mayoría de las parejas que no lo dejan después de una infidelidad no están firmando para que continúe la falta de monogamia, sino que esperan que su cónyuge se abstenga de futuras aventuras. A pesar de sus mejores deseos, es bastante común que el cónyuge traicionado tenga fuertes dudas de que el engaño se reanude.
Muy a menudo, estos temores van a estar fuertemente influenciados por el comportamiento del traidor. Si los comportamientos son tales que sugieren que no están cambiando o tomando en serio la violación de la confianza, entonces la inseguridad puede ser más válida. El resto de este artículo se centrará en circunstancias en las que parece haber razones para pensar que el matrimonio puede sobrevivir y quizás acabar siendo más fuerte al final. En algunas situaciones, no sería aconsejable que el cónyuge permaneciera, como cuando el traidor se niega a poner fin a la aventura/comprometerse a la monogamia.
Cada vez que se inicia una relación íntima se corre un riesgo, ya que nunca se puede saber con certeza si el otro será o seguirá siendo digno de confianza. Este riesgo es mayor cuando la confianza se ha roto de una forma tan devastadora como ocurre con una aventura. A pesar de que hay algunas señales prometedoras de que el engaño ha terminado, nunca se puede saber con certeza, y permanecer con el traidor puede producir una variedad de emociones. Para complicar aún más las cosas, el traicionado puede no contar con el apoyo de su familia y amigos, ya que estas personas pueden haberle aconsejado que deje la relación. Esto crea mucha presión interna y externa para hacer que el matrimonio funcione y evitar el posible escrutinio de los demás.
Hay algunas cosas que el traicionado puede intentar para acallar los miedos (a ser engañado de nuevo) que experimenta.
1. Busca señales de que el traidor está trabajando para evitar el engaño y el comportamiento asociado
Un factor importante es cuán sinceramente dispuesto está el traidor a reconocer el dolor y la destrucción causados por su comportamiento. Puede ser una buena señal cuando demuestran la voluntad de tomarse el tiempo necesario para comprender por qué sus acciones fueron equivocadas y no intentan evitar el tema o barrerlo debajo de la alfombra y seguir adelante fácilmente. Asumir la responsabilidad de sus decisiones en lugar de culpar al traicionado suele ser saludable.
2. Depositar la confianza donde se merece
Esto va más allá de permitir que se reconstruya la confianza en el traidor y también incluye ser capaz de confiar en uno mismo y escuchar a las propias entrañas. Lo más probable es que el traicionado haya decidido pasar por alto algunas señales de alarma. En este punto, lo mejor es perdonarse a uno mismo por haber juzgado mal la situación. Ser confiado es una buena cualidad; puede ser útil trabajar para encontrar el equilibrio adecuado de confiar en los demás sin tener anteojeras para lo que realmente está pasando.
3. Busque ayuda
Uno puede caer en la tentación de exagerar y asegurarse de no pasar por alto las señales de advertencia y volverse demasiado suspicaz, dando demasiada importancia a las cosas. Acudir a un profesional que pueda ser objetivo y señalar conclusiones poco razonables puede ser lo más beneficioso, sobre todo si la familia y los amigos están demasiado implicados u opinan demasiado sobre la situación.
El cónyuge traicionado tiene derecho a tener dudas y temores; es importante determinar si sus pensamientos se están convirtiendo en problemáticos y provocan un sufrimiento evitable. Se recomienda trabajar y abordar estos temores en terapia individual o de pareja, en lugar de esperar que mejoren con el tiempo.
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