No es algo de lo que alardear, aunque el hecho es más cierto que el agua: en la última década aproximadamente, el índice de infidelidad femenina está aumentando, y lo está haciendo rápidamente.
Hoy en día no es raro que los hombres se líen a mamporros entre colegas y se pregunten: «¿Por qué las mujeres tienen aventuras?» Incluso en los matrimonios más felices, las aventuras se están convirtiendo en algo habitual. Puede que se deba a la facilidad con la que se puede acceder a Internet, que permite volver a conectar con los ex del instituto, o a que, debido a las prósperas carreras profesionales, las mujeres pueden ligar fácilmente con sus compañeros de trabajo en una de sus reuniones nocturnas o en una escapada de fin de semana.
Con facilidad y una resolución un poco débil llega el adulterio o la infidelidad.
Entonces, ¿por qué las mujeres tienen aventuras?
No hay una forma específica de enumerar las razones por las que las mujeres engañan a sus maridos. Puede haber una serie de buenas razones para ello. Sin embargo, según una investigación, una mujer que tenía una carrera próspera, una buena familia, un marido cariñoso e hijos, respondió a la pregunta que su aventura le daba una sensación de libertad, la libertad de ser otra persona
Alguien que no es madre, esposa, trabajadora, alguien que no tiene ataduras. Para ella, fue agradable tener una relación con cero responsabilidades.
Hay algunas preguntas para pensar, ¿por qué las mujeres tienen amantes secretos? ¿O por qué las mujeres tienen aventuras? ¿Es sólo físico? ¿Es todo por diversión? ¿O están tan locas que no tienen ningún respeto por su vida y su familia?
La respuesta a todo esto es un rotundo no, aunque es cierto que los hombres son, a veces, los que cargan con la mayoría de las responsabilidades en el hogar. Ser el sostén de la familia o hacer el trabajo exterior, aún así, nadie puede compararse al agotamiento emocional al que se someten las mujeres.
Por mucho que intentemos asimilar este concepto, siempre nos hacemos la misma pregunta: ¿por qué las mujeres tienen aventuras? La respuesta es simple y llana, y todos lo sabemos, pero decidimos ignorarla.
Se preocupan por sus hijos, su familia, sus suegros, sus padres, sus amigos, su carrera, su familia extensa y mucho más. Se preocupan por el futuro de sus hijos, la imprevisibilidad de sus propias vidas y la inminente vejez. Las mujeres se preocupan por todo, pero en silencio, y nadie llega a echar un vistazo al interior de esa tormenta que se desata en el corazón de una madre/mujer.
Mujeres malentendidas
Ignoramos el concepto porque se supone que las mujeres son esas criaturas encantadoras, dulces, cariñosas, atentas y sutiles que se supone que son leales, piadosas y virtuosas. En toda esta enorme y dulce idea, nos olvidamos de que las mujeres son, al fin y al cabo, seres humanos capaces de romperse y dar palos de ciego. Y como dependemos tanto de ellas para cualquier necesidad, ya sea emocional o física, olvidamos que sus hombros están mucho más cargados que los nuestros
Así que la pregunta sigue siendo: «¿Por qué las mujeres tienen aventuras?» o «¿Cómo son capaces de tener aventuras?»
Tenemos la idea, construida socialmente, de que sólo los hombres se rebajan o tienen una voluntad débil para engañar. Por otro lado, las mujeres son esas creaciones de voluntad fuerte que la gente es la primera en decir: ‘las mujeres tienen aventuras, ¡ imposible!’
Atrás quedaron los días en que sólo los hombres tenían la antorcha de las infidelidades. Con el auge de las mujeres que tontean, uno pensaría que con tanta libertad e igualdad social, la tasa de divorcios daría un salto; sin embargo, por sorprendente que pueda parecer, las tasas de divorcio han caído en picado
Sólo se puede suponer que, como ahora las mujeres tienen una salida para sus frustraciones y su ira, están dispuestas a trabajar un poco más en su matrimonio. Están dispuestas a sacrificarse y a soportar los problemas que les plantean sus parejas porque, en cierto modo, también se están vengando acostándose con ellas.
Conclusión
No deberíamos preguntarnos «¿por qué las mujeres tienen aventuras? Más bien deberíamos preguntarnos «¿por qué sienten la necesidad de hacerlo? Cuando empecemos a pensar en ellas como si fueran de los nuestros, propensas a romperse y a agobiarse, quizá cesen el adulterio y la infidelidad.
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